viernes, 11 de mayo de 2012

Ni para un tinto


Por Iván Naranjo

El realismo mágico es la vertiente literaria  fundada por nuestro Nobel de literatura Gabriel García Marquez, donde la realidad supera la ficción
Y pareciera de ficción la realidad que estamos viviendo en estos tiempos en nuestra economía madre ¡EL CAFÉ!
Casi todo nuestro modo de vida se construyó sobre la base de un cultivo .
Que traspasó hasta nuestra sangre, pasando por nuestra cultura e idiosincracia, pero que dependía completamente de un todopoderoso organismo que se encargaba desde el tipo de café sembrado, pasaba por dictar el precio de compra y exportaba el café quedándose con su respectiva utilidad la cual invertía en negocios “estratégicos” para el sector.
Como nadie podría controlar ese ente, terminó por pasar lo que pasa cuando nadie controla. Sólo dios sabe en manos de quién terminaron los ríos de dinero de todos los negocios quebrados de la federación de cafeteros, a veces pienso que si levantáramos una gran investigación los Nule parecerían unos niñitos de kindergarten.
Pero lo peor apenas está empezando. La cifra total de sacos exportados en 2011 fue un poco más de 6 millones de sacos, pero de esta cifra no nos dicen cuánto estaba en bodega, así que podemos sospechar que la producción fue menor que esta cifra, representando una caída de más de 50% en la producción, claro, allí esta el fenómeno meteorológico de la niña para echarle la culpa, pero no nos crean tan pendejos. Aquí el problema es de administración y gerencia del producto que era el estrella en Colombia, y el Estado Colombiano no puede admitir más delegar esta función en una federación que ya ha demostrado con lujo de detalles que no está a la altura de las necesidades del mercado global, ni tampoco de las necesidades de los cafeteros.
Para rematarles esta columna déjenme contarles algo triste.
En Colombia el mercado interno se suple con los cafés inferiores (en pereirano, pasilla) que al año deben sumar un millón ochocientos mil sacos (1.800.000) pues debido ha la dramática reducción de las cosechas, las pasillas no suman más de 450.000 mil sacos al año, lo que, si ya lo concluyeron antes que yo lo haga, obliga a IMPORTAR 1’300.000 sacos de cafés inferiores para el consumo nacional.
En pocas palabras y esto sí es puro realismo mágico tenemos la mejor marca de café del mundo Y NO TENEMOS CAFÉ, Por eso señores, en Colombia ya no tenemos café ¡ni para un tinto!






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