miércoles, 14 de marzo de 2012

¡Digo yo!

Por: Ivan Naranjo

Digo yo, que cuando una persona es gobernante se entiende que es muy poco probable que cumpla con sus metas y obligaciones al 100%.

Por ejemplo, que pueda dejar en un municipio que la empresa de agua y alcantarillado sea dirigida por una gerente que no le hace caso y monta en dicha empresa pública un negocio particular para toda su familia, sin que esa aislada desfachatez le merme su popularidad, ¡digo yo!

En otro municipio más macondiano, otro gobernante, sin siquiera sonrojarse, corre en medio de un fallo judicial, vende en menos de 48 horas la empresa que surte de energía a su municipio, aún sabiendo que el comprador solo utiliza la cédula para comprarla, y peor aún, permite, con sus representantes en la junta, mediante compra de energía anticipada, que el comprador vuelva y se lleve toda la platica que trajo. Ese pequeño detalle no empaña su labor como burgomaestre…son cosas que le pasan a cualquiera, ¡digo yo!

En este país del Sagrado Corazón no se la perdonan a nadie, y es injusto, digo yo, caerle encima a otro alcalde porque a la concesión de la empresa de Aseo de su municipio, que solo llevaba 4 años de explotación de los 10 iniciales pactados, le regalara, por una bicoca, otros 10 años al concesionado para tapar un hueco de pensiones de los trabajadores de su municipio. Malintencionados, cuando esta acción es de la más alta ingeniería financiera, ¡digo yo!

Ser autoridad municipal es actividad desagradecida por excelencia, y más aún cuando el pueblo no entiende de muchos procesos, digo yo. Estudié que en un municipio, el gobierno local preocupado por el desorden del espacio público, hizo un millonario convenio con una universidad para dar, por fin, la solución esperada: cubículos de acero galardonados de por medio, los cuales pasaron a engrosar los ya existentes, aumentando el caos y al final, sin solucionar nada.
Exigirle a los vendedores seriedad, hacer cumplir el convenio, y financiar todos los diseños que el estudio aprobó, sería una obra solo cumplida por un ser no terrenal, no de un alcalde de carne y hueso, ¡digo yo!

Y así un sinnúmero de actuaciones inexplicables todas en poblaciones distintas. En una, los ingresos del municipio casi se duplican pero toda la plata se fue a contratación. En otra población, la entidad de salud municipal fue entregada sin pudor alguno por su alcalde para que literalmente se la robaran en detrimento de la suerte de los enfermos en su propio pueblo.

Otro poblado más sufrió del desorden vial, aumentado por las vías destruidas, aunque con juicio, sus habitantes pagaban los impuestos. Bendito sea mi dios, que en su inmensa misericordia, esto no pasa en un solo lugar y al tiempo.

Porque donde esto pasara en una misma ciudad y en un solo gobierno, por allá no podría volver a aparecer el causante de semejante desgobierno, ¡digo yo!

Fuente: La Tarde
http://www.latarde.com/opinion/columnistas/57204-idigo-yo.html

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